miércoles, 16 de junio de 2010

Sueños

Atención: esta entrada puede contener dosis interminables de azúcar y ñoñería. No digan que luego no les avisé si les da una hiperglucemia.

No sé si habéis tenido uno de esos, uno de esos sueños que pensáis tan imposible que os regodeáis pensando en cómo sería que ocurriera, en qué sentiríais, en con quién estaríais cuando se realizase, en qué pensaríais, en dónde sucedería... No sé, ese tipo de cosas.

No sé si lo habéis tenido, pero yo sí (unos cuantos, la verdad) y este fin de semana he tenido la suerte de que uno de ellos se hiciera realidad.

Tampoco sé si sabéis el grado tan enorme de emoción que puede llegar a sentirse al ser consciente de eso, a salir de un lugar y decir en voz alta: "chicos, acabo de hacer un sueño realidad". En cómo los pelos del brazo, efectivamente, están erizados y en cómo te taladra un escalofrío toda la médula espinal.

Pero es que el hecho de cumplir este sueño ha sido así, exactamente así, como me lo imaginaba, con quien me lo imaginaba a pesar de las ausencias (aunque conocí por fin a mi gran amiga Georgia. Presten atención a su nombre, estoy completamente convencido de que será una escritora muy reconocida), haciéndome sentir tal cual me imaginaba.

Porque, sí, señoras y señores, por muy friki que les pueda parecer, este fin de semana estuve en Estocolmo disfrutando del Distant Worlds II, concierto por la Stockholm Royal Philarmonic Orchestra, dirigido por Arnie Roth y, teniendo en sus butacas, nada más y nada menos, que a Nobuo Uematsu, quizá una de las personas que más me han influido a la hora de concebir el arte. Mi compositor preferido sobre la faz de la tierra.

No os lo he dicho, pero el programa del concierto estaba completamente formado por composiciones emblemáticas de la saga de videojuegos Final Fantasy.

Mi historia con Final Fantasy viene de lejos, pero la primera vez que jugué a uno y escuché los primeros compases de su banda sonora, supe que algo dentro de mí había cambiado, no sabía qué, pero de lo que sí fui consciente era de eso, de que dentro de mí se había iniciado un cambio. Y ese cambio me marcaría de por vida.

Todavía no sé qué fue lo que ocurrió ese 11 de abril de 1995, pero sí sé que gracias a Final Fantasy varias de las mejores cosas que me han pasado a lo largo de mis treinta años de vida (porque, sí, durante este fin de semana también he celebrado mi trigésimo cumpleaños. ¡En Estocolmo! ¡Toma estilazo!) han tenido lugar. Quizá en no todas esas cosas tuvo una incidencia directa, pero sí que las ha tenido indirectamente.

Porque, sí, también escribo porque una vez jugué a Final Fantasy VI.

Y el 2010 ha venido con la sorpresa de haber podido hacer este sueño realidad, de haber podido sentir que esas melodías que me han acompañado durante tanto, tanto tiempo, se estaban haciendo reales delante de mí, para mí, que estaban siendo tocadas precisamente en ese mismo momento. La música en directo es algo que siempre va a emocionarme.

Comencé a llorar en el momento en el que sentí este arpa que a todos los que hemos jugado y disfrutado y vivido un Final Fantasy nos dice tantas cosas. Es tan emblemática que no tengo palabras. (también lloré con la segunda canción, que Gloria conoce muy bien porque nos unió a través de una historia escrita en conjunto que todavía nos emociona). Seguí llorando durante este viaje hacia una tierra desconocida que siempre logra que se me ponga el vello de punta y que se me anude la garganta y terminé el concierto casi en éxtasis cuando, sin esperarlo, tocaron mi tema favorito, tan especial que, sinceramente, sigo sin tener palabras para describir lo que me hace sentir.

Fue realmente un sueño hecho realidad, mano a mano (literalmente, mano con mano y lágrima con lágrima) con una de las personas más especiales de mi vida, porque, entre otras miles de cosas, sin ella, jamás habría logrado que otro de mis sueños, mi primera novela publicada, se hiciera realidad también este año.

Espero que no decaiga. Creo que lo de cumplir sueños me gusta.

8 comentarios:

leo dijo...

ESpero que sigas cumpliendo sueños. Y que nos lo cuentes, claro.
Lo de Final Fantasy me ha encantado: ¿no te entusiasma ver en qué cosas tan distintas volcamos nuestra pasión los seres humanos? Eres una caja de sorpresas, fer.
Un beso grande.

Anónimo dijo...

Me alegro muchísimo de que hayas podido hacer ese sueño realidad. Escuchar música en directo es muy especial, también ver teatro. Creo que todo lo que implica la realización directa del ser humano, sin cámaras ni tonterías de por medio, tiene el don de hacernos sentir mucho más el arte.

:-)

Maripaz dijo...

Yo creo que si no eres diabético se puede leer. Estoy segura de que la vida te guarda muchos otros momentos maravillosos porque tú sabes disfrutar y hacer que lo sean.

Sandra dijo...

Ante todo, felicidades, tanto por cumplir años como por cumplir ese sueño. Yo sí tengo muchos de esos sueños, algunos no creo que se cumplan hasta después de mi muerte, o tal vez ni eso. Por desgracia, ninguno se ha cumplido aún, pero no desespero pues, creo, que el año que viene será mi año. Al menos uno de ellos se va a cumplir, o eso espero.

Un saludo.

Begoña Argallo dijo...

Emocionante leer esta entrada. Te felicito por tantas cosas buenas y por haberlo transmitido con esa claridad tan tuya que me encanta.
A mí me falta menos de un mes para ver a mi supercantante favorito y espero no llorar, quiero verlo muy bien todo el tiempo que esté sobre el escenario. No quiero que se me olvide ningún gesto, ni el más nimio.
La verdad que aún no llegó y ya echo de menos que se vaya :)
Lo dicho te felicito por tantas cosas buenas y por compartirlas.

carmen dijo...

Estoy de acuerdo con Maripaz. Buenos momentos existen siempre, pero no todos los saben disfrutar como tú. Por eso yo también estoy segura de que te esperan muchisimos más. Felicidades.

Anónimo dijo...

Por cierto, Fer, este es mi nuevo blog en español: http://lascreacionesdeayalguita.wordpress.com

En cuanto pase la opo me pongo con él a tope!:-)

Elena

Blanca Miosi dijo...

Fermamdo, me ha gustado leerte y ver cómo se han ido cumpliendo tus sueños, denota gran sensibilidad, y te digo que no necesito una inyección de insulina para controlar el azúcar, me ha parecido una nota muy humana, y la comprendo totalmente.

Besos,
Blanca