viernes, 3 de septiembre de 2010

El menor espectáculo del mundo

Y como comienza septiembre y para mí termina el año y uno se pasa los días haciendo balance, ya he llegado a la conclusión que siempre me gusta tomar por estas fechas.

Esta vez ha sido fácil: El mejor libro que he leído este año ha sido El menor espectáculo del mundo, volumen recopilatorio de cuentos de Félix J. Palma que ha editado Páginas de Espuma y que ya estáis tardando en conseguir. Si no lo hacéis, pienso ir a visitaros por las noches con una capa negra, unos colmillos de pega y una carcajada maléfica que suene algo así como esta... O, esperad, mejor no, que como están de moda los vampiros, no vaya a ser que os enamoréis de mí y acabéis violándome y esas cosas, que uno es muy recatadito cuando quiere.

(Paula Prendes, Sara Carbonero o Angelina Jolie, si vosotras estáis leyendo esto, no os preocupéis que lo anterior no va por vosotras. Me visto de vampiro lujurioso cuando queráis)

(Y ahora, de nuevo, este blog se llenará de visitantes pajilleros que sufrirán la mayor decepción de sus vidas al no encontrárselas)

El año pasado no fue fácil porque se me juntaron Los juegos del hambre de Suzanne Collins, el Curso de Literatura Europea de Nabokov y Paraíso inhabitado de Ana María Matute en el top 3 del ránking, pero acabó venciendo por goleada la distopía de Collins.

En fin, a lo que íbamos.

No soy un gran escritor de cuentos. Como ya he contado mil veces por aquí (y es que siendo casi del sur de la península, es normal que se me haya pegado algo del gazpacho y no pueda evitar no repetirme), escribir cuentos me agota psíquicamente. Muchas veces tardo más en escribir un cuento que en escribir varios capítulos de una novela. Cada vez que me apetece escribir un cuento, acaba entrándome tal ansiedad, que tengo que dejarlo para respirar durante unos días. Y es que eso de intentar que una obra sea perfecta desde la primera a la última palabra cuando no se cuentan con muchas para despistar al lector no es nada fácil.

Por eso valoro sobremanera cuando me encuentro con un libro de la categoría del de Félix. Perfectos relatos desde el primero al último. Tanto, que ahora mismo, no sabría con cuál de ellos quedarme. Aunque, quizá, precisamente por su lugar en el libro, me quedo con el último.

Para empezar, me gusta que todos los relatos tengan un nexo común tanto formal como temático. Esas voces masculinas tan bien orquestadas que van desgranando poco a poco sus historias fueron lo primero que me convenció. No sé si quizá es porque yo no he leído muchos ejemplares del género, pero no me parece que actualmente abunden las voces masculinas en los cuentos. Y, a decir verdad, en la narrativa en general. (nuestro género sexual no está de moda, qué le vamos a hacer. Como me dijo Adhara cuando intentaba publicar CarPa: eres hombre, tienes entre veinticinco y cuarenta años y eres heterosexual. Lo tienes todo para no destacar en nada).

Así que, para mí, escuchar las voces de Palma es algo que agradecí mucho. Aunque parezca una tontería (y, en parte, lo es), el hecho de escuchar unas voces tan claras pertenecientes a unos personajes tan bien definidos con los que comparto sexo y atracciones, me hizo mucho más fácil adentrarme en su universo.

En segundo lugar, evidentemente, el tema: un amor tan actual como variopinto, con tantos matices ante los que es imposible no sonreír con complicidad, ni identificarse con, al menos, una idea de las muchas que pueblan los relatos (el de la carta de Kafka me enamoró de principio a fin. Leí a mis alumnos algunos trozos y, sorprendentemente, pidieron más).

Esta es una recomendación en toda regla acerca de la que no puedo profundizar más porque ahora mismo, en esta habitación, probablemente estemos a treinta grados y acaba de empezar septiembre, así que no me pidáis que piense con claridad. Dadme mi tiempo.

Dadle una oportunidad. Esa portada tan preciosa, esa edición tan cuidada (como suele hacer esa editorial), todas esas historias se merecen un hueco en vuestras estanterias.

A ver si termina siendo también vuestra mejor lectura del año en curso. Porque la del año que viene ya está clara, ¿verdad? Ne Obliviscaris, que para algo la publicaremos antes de navidad y para algo se la compraréis a vuestra abuela, a vuestra tía, a vuestro vecino el ermitaño del quinto y a todos vuestros conocidos. Reconocedlo, no se os ocurre un mejor regalo.

Y cuando yo cuente tres, despertaréis.

6 comentarios:

Ana Fdez. Gallego dijo...

Me encantan tus recomendaciones literarias, sobre todo ahora que me quiero poner al día de cine y literatura. ¡Gracias!

Fernando Alcalá dijo...

Te lo recomiendo muy mucho, Ana. No te decepcionará!

Ardid dijo...

Queda apuntado a la lista. Imagino que ya estarás en la marcha atrás para la publicación de tu libro. ¿Ya tienes fecha definitiva y presentación? Besos.

leo dijo...

La Matute es una de mis grandes asignaturas pendientes.
¿Para cuando tu libroooooooooo? Cuéntanos, anda.
Besis,

Ikima dijo...

Jajaja, me siento un poco... no sé, ¿subliminalmente tentada de comprar 5 o 6 ejemplares de Ne Obliviscaris? No sé si tantos, pero 1 como mínimo sí que voy a comprar y sin hipnosis, ¡y esperándolo con impaciencia!

recreo dijo...

Lo leeremos con ilusión y obligaremos al ermitaño del 5º a que se lo compre. Faltaría más.