Conocí a Rosa hace ya unos cuantos años, así, por casualidad, en el taller literario del que fui alumno durante tres años, más por admiración y cariño hacia su escritora-profesora, por lo genial de los compañeros y por lo contento que salía de la clase cada vez que había reunión que por otra cosa.
Porque, no sé, siempre lo he dicho. Lo mejor de los talleres es la gente a la que conoces. y tengo que reconocer que yo he tenido mucha suerte. Pero mucha.
Una de estas personas es Rosa López Casero y a uno se le acaban las palabras para describirla (A lo mejor, si Jardiel Poncela la viera por la calle, le diría eso de "Usted tiene ojos de mujer fatal" y no le faltaría razón). Rosa siempre te motiva, siempre te anima a continuar, siempre tiene una pregunta capciosa, una respuesta misteriosa que invita a más preguntas y es una excepcional amiga y compañera.
Con una trayectoria envidiable adaptando clásicos para la editorial Everest y realizando material educativo, he tenido el placer de irla viendo crecer. Primero hacia la publicación de su primer libro de microrrelatos (La Nueva Caperucita, que está a punto de ver su segunda edición corregida y mejorada) y ahora hacia su primer ensayo (Coria, 1860-1960 de la mano de Amberley Ediciones), que fue presentado en sociedad el pasado Miércoles.
Creo que uno de los mejores placeres de la amistad es la de poder compartir los éxitos y Rosa tiene la capacidad de hacer que los suyos también sean los de sus amigos. Así que estoy convencido de que ella seguirá creciendo y nosotros con ella.
Porque, además, compartimos un par de proyectos en común que me hacen especial ilusión, pero como diría el Gran Ende, eso es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.
(he tenido un puto virus que me ha tenido agobiado todo el último mes. El famoso "virus de la doble tilde" y como uno es un poco talibán de la ortografía, eso de escribir sin tildes me daba urticaria y sangrado de ojo, así que me he abstenido de escribir, cosa que, por otra parte, me ha venido muy bien. Unas vacaciones siempre aligeran el alma de vez en cuando).
Porque, no sé, siempre lo he dicho. Lo mejor de los talleres es la gente a la que conoces. y tengo que reconocer que yo he tenido mucha suerte. Pero mucha.
Una de estas personas es Rosa López Casero y a uno se le acaban las palabras para describirla (A lo mejor, si Jardiel Poncela la viera por la calle, le diría eso de "Usted tiene ojos de mujer fatal" y no le faltaría razón). Rosa siempre te motiva, siempre te anima a continuar, siempre tiene una pregunta capciosa, una respuesta misteriosa que invita a más preguntas y es una excepcional amiga y compañera.
Con una trayectoria envidiable adaptando clásicos para la editorial Everest y realizando material educativo, he tenido el placer de irla viendo crecer. Primero hacia la publicación de su primer libro de microrrelatos (La Nueva Caperucita, que está a punto de ver su segunda edición corregida y mejorada) y ahora hacia su primer ensayo (Coria, 1860-1960 de la mano de Amberley Ediciones), que fue presentado en sociedad el pasado Miércoles.
Creo que uno de los mejores placeres de la amistad es la de poder compartir los éxitos y Rosa tiene la capacidad de hacer que los suyos también sean los de sus amigos. Así que estoy convencido de que ella seguirá creciendo y nosotros con ella.
Porque, además, compartimos un par de proyectos en común que me hacen especial ilusión, pero como diría el Gran Ende, eso es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.
(he tenido un puto virus que me ha tenido agobiado todo el último mes. El famoso "virus de la doble tilde" y como uno es un poco talibán de la ortografía, eso de escribir sin tildes me daba urticaria y sangrado de ojo, así que me he abstenido de escribir, cosa que, por otra parte, me ha venido muy bien. Unas vacaciones siempre aligeran el alma de vez en cuando).
2 comentarios:
Virus de la doble tilde... Espero no pillarlo, me pongo enferma solo de pensarlo.
Se te echaba de menos.
¿Una nueva arma en la lucha internauta para la erradicación de las normas ortográficas? Claro, sólo afecta al enemigo, los que no ponen tildes son inmunes. Me identifico totalmente con lo del sangrado de ojos.
Publicar un comentario