miércoles, 6 de agosto de 2008

Perdona si estoy mal escrito y traducido y editado pero me publica Planeta

El otro día andábamos buscando un libro para que mi chica leyera en la piscina y como más o menos sé sus gustos, le dije que por qué no se llevaba el de Perdona si te llamo amor de Federico Moccia. Había escuchado hablar de él en el telediario y más o menos me sabía de qué iba, pensaba que le iba a gustar.

Al día siguiente, se quedó dormida y lo cogí yo para echarle un vistazo. La verdad es que lo flipé bastante con lo que pueden hacer la publicidad y la promoción (como si me sorprendiera, vaya, pero es que, qué queréis que os diga, uno es un poco inocente y cree siempre primero en la bondad y en la buena intención de las personas y que todo es rosa y bonito y dulce y de caramelo y de supernovas, chiste privado que no vais a entender).

El libro (todavía no llevo mucho, pero me da un poco de pudor llamarlo "novela") parecía más un guión cinematográfico lleno de diálogos insulsos llenos de onomatopeyas y notas a pie de página (que se supone que es la narración. La narración, me parto) que más bien parecen las acotaciones de un director de teatro que fragmentos de narración.

Vamos a ver, yo no sé mucho de técnicas literarias actuales ni nada, pero, no sé. A mí no me parece que el libro esté tan bien escrito ni que sea tan la hostia. Sí, puede que el tema tenga tirón, pero no sé.

Para empezar, la voz narrativa es muy particular. Se entremezcla sin ningún tipo de criterio la voz de un narrador en tercera persona con los pensamientos del personaje que está bajo la focalización en ese momento.

No, Alessandro deja la nota sobre la mesa, no han entrado los ladrones. Ha sido ella. Me ha robado la vida, el corazón. Ella dice que siempre ha respetado mis decisiones, pero ¿qué decisiones? Deambula por la casa. Los armarios están vacíos. Conque decisiones, ¿eh? Si ni mi casa era mía.


A mí esto no me parece ni original ni, ni mucho menos, algo bien escrito. De hecho, desde mi punto de vista, se salta más de dos lógicas de escritura porque sí, no le veo justificación ninguna a ese tipo de narrador, no me encaja en esta novela (si estuviéramos hablando de Virginia Woolf y esto fuera una novela literaria en sí misma o experimental, pues me callaría) y me parece metido con calzador, como si el autor no hubiera querido meterse en los berenjenales de escribir en primera persona cada punto de vista. O incluso parece vagancia y dejadez. Queda artificioso, sí, pero no en un sentido positivo, al menos en mi opinión.

(Prefiero pensar eso a que el autor -o, yo qué sé, el traductor- no tenga ni idea de las normas formales y de estilo que, seguramente habría pensado yo si fuera un informador de Planeta y este manuscrito me hubiera llegado de manos de un escritor novel, para qué vamos a engañarnos. El tipo este ya viene precedido por su fama en italia, así que supongo que es mejor no pensar que no tiene ni idea. Supongo, claro)

Y, bueno, yo no es que sea un purista precisamente (de hecho, CarPa también ha sido a veces tildada de "guión cinematográfico" más que de novela, pero bueno, sé por qué es así y no me preocupa. Más que nada porque hay fragmentos en que está hecho a conciencia -la novela quiere imitar la forma de una telecomedia- y porque esas "acotaciones" son más que acotaciones, vamos, que no son solo "Allesia (u otro nombre italiano) coge dos vasos. punto y aparte, seguimos con el diálogo lleno de onomatopeyas digno de redacción infantil"), pero creo que sé reconocer cuándo algo está bien escrito o cuándo el escritor que hay detrás no tiene muchas luces (no me parece un escritor inteligente el que hay detrás de la novela, lo siento) y trata de ser, cómo decirlo, ¿efectista?.

—¡Naomi!
—Se me da bien, ¿eh? —Sonríe Niki.
Diletta bebe un sorbo de cerveza.
—Deberías dedicarte en serio a lo de ser modelo.
—Pasa el tiempo, un año, una se engorda...
—¡Olly, eres una envidiosa! Te fastidia que desfile tan bien, ¿o
qué? Pero sabes de sobra que esta..., es la hostia. ¿Cómo se llama?
—Alexz Johnson.
—¡Eh, aquí todas somos profesionales! Mira, mírame a mí. —Y Olly se planta en el otro extremo de la acera, se apoya la mano en la cadera derecha, dobla un poco la pierna y se detiene, mirando fijamente al frente. Después da media vuelta, se echa la melena hacia atrás con un rápido movimiento de cabeza y regresa.
—¡Pareces una modelo de verdad! –Y todas le aplauden.

Odio el efectismo en las novelas. O al menos, el efectismo mal llevado. Queda bien en las pelis de Silvester Stallone, no te digo yo que no, pero, yo qué sé. Es que efectismo acaba llevando a teatralidad y la teatralidad es imposible de creer, todavía menos en una historia que se vende como "historia de amor de verdad blablablaqué bonito".

Y encima, no llevo mucho, apenas ochenta páginas y ya he visto docenas de gazapos, traducciones mal hechas y errores de edición.

¿No se supone que Planeta tiene que cuidar esas cosas? Lo admito de una editorial pequeña, a lo mejor, que no dispone de muchos medios, pero, ¿de Planeta? Sinceramente, si yo fuera el autor a lo mejor me cabreaba un poco por la falta de respeto a mi texto.

Yo, como lector, me he cabreado porque para mí eso entra también dentro del campo del respeto. Sobre todo porque un libro de Planeta no es barato precisamente. Puede ser malo, sí, como en nuestro caso, pero tiene que estar impoluto y cuidado al máximo. Con mucho énfasis en lo de tiene, del verbo tener utilizado como perífrasis de OBLIGACIÓN.

Qué rabia me dan estas cosas.

10 comentarios:

Ruth dijo...

Y con toda la razón del mundo, qué quieres que te diga.
No sé qué pasa últimamente que salen libros pelín raritos para mi gusto, con los puntos de vista y las voces narrativas mezcladas, que sólo consiguen que te agotes. Si la narración es buena, no deberías ni darte cuenta de cómo está escrita, se debería leer sola. Digo yo, vaya.
Vale, otro libro que apuntar a la lista de "no comprar ni de coña".

bajoqueta dijo...

Un libro malísimo en muchos sentidos.

Anónimo dijo...

Las supernovas te lleven a ti y a mi desconocimiento. ¿Qué diablos son lógicas de escritura?

Planeta *escupe* No sabes nada de Planeta, joven padawan (¿aún no sabíamos quien soy?). Aunque nada superará los tiempos de Paga&Jodetè con las ediciones del Mundodisco antes de que fueramos cuatro los que o leíamos. Aquello sí que era impagable.

Fernando Alcalá dijo...

A mí lo que me da rabia de todo esto, Ruth, es lo tontos que nos consideran a los lectores los altos cargos de las editoriales, que se piensan que nos vamos a tragar cualquier cosa porque se haya vendido. Que sí, que a veces lo hacemos, pero es que ese producto está bien conseguido. Este libro está mal escrito (que, bueno, qué le vamos a hacer, peores cosas se han visto) pero, encima, lo que más me jode es que está MAL EDITADO, que tiene tela, da la impresión de haber sido una cosa hecha rápidamente, sin pensar, sin cuidar porque se acercaba el verano y no teníamos bombazo literario y, venga, que tiene que estar en dos días, corre.

(como puedes comprobar, he intentado imitar el estilo narrativo de este engendro al final de mi comentario, pero me ha sido imposible. A ver si me voy a tener que comer mis palabras y eso de mezclar narradores es una tarea harto imposible de conseguir y resulta ser lo más de lo más...)

bajoqueta, totalmente de acuerdo contigo. Malo como un filete que lleva una semana en la nevera.

A ver, querida Cosa Anónima (te he dicho ya que puedes comentar con tu login de wordpress, cosa?), lógicas de escritura es el nombre que mi cerebro vago, de vacaciones y asado de calor y sin ganas de pensar le ha dado a, no sé, esas normas del tipo "no se deben mezclar narradores", "no se deben poner onomatopeyas en un diálogo, la lengua tiene recursos mucho más convincentes para expresarlas en una novela" y demás que todo el que escribe y tiene cierta experiencia supone, imagina, cree y sigue.

La de la ventana dijo...

Pensaba sacarlo de la biblioteca cuando lo tuvieran (ojo, ya intuía yo, sin saber por qué, que no era un libro para comprarse...), pero ahora ni eso...

Gracias por el soplo.

leo dijo...

Pues no lo he leído, así que no puedo opinar.
Lo de la mala calidad de las ediciones es algo tan habitual que no me sorprende: deberíamos empezar a quejarnos de verdad. Aunque me temo que nos iba a dar lo mismo.
Besos.

Antonia Romero dijo...

Partiendo de la premisa de que no me gustan los talleres literarios (¿he dicho esto en voz alta?) justificada en que, para mí, el estilo propio ha de ser estilo propio y ya, ya me conozco eso de que no modifican tu estilo, respetan tu estilo, hacen salir tu verdadero estilo (música de violines). Continuando con el hecho de que no me gusta nada eso de: eso no se "debe" hacer en literatura. Ejemplo: el autor no debe verse en la obra, el autor no debe "hablar" al lector. Anda, mira qué bien y ¿eso quién lo dice?
Me gustan mucho los experimentos (cosa que nunca hago cuando escribo)a pesar de que la época literaria con que late mi corazón es el XIX y siempre será el XIX. Los experimentos fracasan casi siempre, pero respeto a los que lo intentan (quizá por no ser capaz de hacerlos). En cuanto a Planeta, vaya editorial más comercial y cutre, pero ¡quién pudiera publicar con ellos!
¿Qué, Fer, te gotea el diente?
Por cierto, ¿cuándo te vas a la Europa imperial? A lo mejor nos vemos...
Un abrazo

Hongos dijo...

Si un libro está mal editado deberíamos poder devolvelo como producto defectuoso. También se debería devolver si no te ha gustado, si la promoción o la sinópsis de la novela ha resultado ser un engaño. Aunque seguro que nos encontraríamos con algo así:
-Oiga, quiero que me devuelvan el dinero porque este libro apesta.
-¿Pero lo has leido? Si está usado no te lo puedo cambiar.
-Ya, pero es que aquí dentro, entre tapa y tapa, no hay nada de lo que me habían prometido.
Nada, 18 euros que te han birlado.

Tawaki dijo...

Tengo una buena colección de libros comprados de forma impulsiva, después de leer puro marketing disfrazdado de recomendación seria. Todos ellos a medio terminar, y en las estanterías, porque ni siquiera arden bien.

Tengo también un amigo corrector y traductor, con el que paso muchas horas trasegando cerveza, que me cuenta unas anécdotas que te harían llorar.

Por todo ello, ahora elijo los libros según el color de la portada. Me gustan lo mismo, pero decoran mucho más.

Un abrazo.

Fernando Alcalá dijo...

De nada, Teresa, para eso estamos. ¿Qué tal son las vistas desde tu ventana, bonitas? ;)

Qué pena no tener voz para estas cosas, ¿verdad, leo? No se me ocurre ningún tipo de huelga para hacer y reivindicar lo que es justo :P

¡Antonia, qué ilusión verte por aquí! ¡Hacía mucho tiempo! Entiendo perfectamente lo que dices, pero es que, no sé, en este libro es que es muy exagerado todo este asunto, no es una cosa siquiera que suene a experimentación. para empezar, por el género de la novela y, para continuar, porque yo creo que para experimentar primero hay que conocer un poco lo no-experimental y, no sé, fue más que nada una sensación que me dio al leerlo, de vagancia autoril, casi.

Y, ains, Antonia, ese siglo XIX nuestro. Yo me estoy leyendo Grandes Esperanzas, con eso te lo digo todo.

Por cierto, me voy por esos lares el 24 de agosto. ¿Coincidimos?

Ah! y lo de gotearme el diente? A mí? Noooooooo, qué va! Ser publicado por Planeta aunque mi edición sea un churro? yo aspiro a algo mucho mejor y más elitista que eso :P

Un beso fuerte!

Eso daría para un relato supergracioso, Hongos. Y tienes toda la razón, además! Las tapas, lo que engañan. Y lo bonitas que son algunas, las condenadas.

Libros decorativos. No te creas Tawaki, no eres el único en tener esa idea. Conozco sitios donde se usan con ese fin :P