domingo, 4 de mayo de 2008

Malito del hígado, de verdad

Llevo unos días bastante ocupado, lo que no es una excusa para haberos abandonado de esta manera. Lo que sí es excusa es que lo que me ha tenido ocupado es la emoción de haber terminado (¡por fin!) la segunda parte de Equilátero y que, para celebrarlo, decidiera empezar la novela juvenil que tenía pensada para el verano y que, de pronto, se haya convertido en una obsesión y esté disfrutando tanto y me lo esté pasando tan bien que todo lo demás haya pasado a un segundo plano y me levante y me acueste pensando en continuar la historia y saber hacia dónde van mis personajes. Si esto sigue así no sé si llegaré a verano, porque teóricamente la novela es corta y voy a un ritmo del que no me creía capaz. Claro que mucho tiene que ver que desde la semana pasada, entre semanas culturales, excursiones varias a las que no pude acudir porque soy un alérgico sin posibilidad de cura y que hemos tenido este gran acueducto que le agradezco en el alma a las altas autoridades educativas, he tenido un tiempo precioso que he aprovechado como dios manda.

Pero no os confundáis, señores, que no voy a convertirme en el señor Umbral ni voy a venir aquí a hablar de mi libro (por ahora). Hoy voy a suplantar a la señorita Maritornes y voy a desgañitarme un poco con un tema que me horroriza y del que si no hablo, la bilis es capaz de supurarme por todos los poros del cuerpo y no creo que me favorezca ese brillo amarillo y amargo esta mañana tan bonita de domingo.

Veréis, hace un tiempo que sigo el blog de una escritora extremeña. Sí, pongo escritora en cursiva, no ha sido un error de dislexia dactilar. Lo empecé a seguir por el obvio interés de la cercanía. Siempre es bueno tener localizados a los compañeros en la batalla. Después mi interés a secas empezó a decaer y dio paso a un interés malvado, ese que hace que sigas a alguien o que te interese la trayectoria de alguien por la mera manía que le estás cogiendo. Vamos, el interés hijoputa.

Una de las cosas que me planteé al empezar este blog, y ya no solo el blog, sino cualquier cosa que emprendo, era ir con la humildad por delante. Ojo, no quiero confundir humildad con falsa modestia, que hoy en día tanto estos dos términos como el de sinceridad andan un poco desequilibradillos, todo sea dicho. Sé que soy muy claro y directo y que a veces mi cerebro parece no funcionar cuando hablo o escribo y suelto lo primero que me sube desde el estómago (o desde el hígado, rebozaditas mis palabras en bilis), pero tengo muy claro que no soy nadie, al menos en este mundillo literario, que como yo hay cientos, si no miles y que, a veces, es mejor callar que hablar, porque igual que yo critico, hay veinte mil cosas de mí mismo que también son susceptibles de ser criticadas y estoy más guapo callado (pero guapo guapo, que salgo en las fotos que ni Brad Pitt, oiga).

Pero es que hay veces, hay veces que la bilis se desborda, me inunda y la tengo que vomitar so pena de morir ahogado. Veréis, yo siempre he defendido que cualquiera puede escribir. Sí, cualquiera puede hacerlo, ahí están las herramientas, los diccionarios, los libros... Ahora bien, cualquiera que se ponga a escribir no tiene por qué ser escritor (esta palabra hay días que siento que me queda grande y otros días a los que no le encuentro un significado claro). Creo que para ser escritor (utilicemos esta nomenclatura, aunque ahora mismo no me haga gracia) hay que empezar bajo una premisa muy importante: el respeto. El respeto hacia uno mismo y, sobre todo, hacia los demás, hacia los que te leen.

¿Y cómo, desde mi punto de vista, se parte desde el respeto para ser escritor? Yo creo que está claro, para empezar hay que hacerlo bien. Y, ojo, que no estoy diciendo que haya que ser un buen escritor, quizá a esto de hacerlo bien me esté refiriendo a ser un buen redactor. Para mí son términos diferentes. Un buen redactor escribe bien en términos puramente lingüísticos, ortográficos y estilísticos, lo que no quiere decir que cuente buenas historias.

Lo que ocurre es que hay gente a las que esta premisa, la de ser un buen redactor, le es suficiente para considerarse escritor. Bueno, discrepo totalmente, pero si son felices así, allá ellos. No basta con cumplir las reglas ortográficas. Pero sí es condición sinequanon se puede ser escritor. Aunque sea uno un escritor mediocre, malo u horrendo.

Escribir técnicamente bien, aunque tu técnica sea de redacción de COU, es lo mínimo que se puede consentir si te quieres llamar escritor. Saber usar las palabras, el diccionario, las tildes y ya no digamos las bes y las uves (por cierto, tengo un problema con la palabra absorber que no es ni medio normal. ¿Por qué narices se escribe con dos bes y en mi cerebro aparece siempre la primera con be y la segunda con uve? ¿Algún psicólogo en la sala que me saque algún trauma?). Conozco por la red a escritores terribles que se consideran tal pero que, al menos, redactan bien y se preocupan por pulir sus textos. Aunque sean más planos y aburridos que, no sé, Helen Lindes antes de pasar por el quirófano, por poner un ejemplo evidente y placentero (aunque me da en la nariz que lo de aburrido lo sigue teniendo por muchas tetas que se haya puesto. Qué pena).

Después están Los Otros, los que se erigen además como escritores con mayúsculas (¿el ego está reñido con las faltas de ortografía y expresión? ¿Algún otro psicólogo en la sala?) que acaban por destrozarme el hígado (si ya me lo destrozo yo solito los sábados por la noche, ¿no podríais tener un poco de compasión conmigo?) y hacer que vomite este tipo de entradas aunque en un principio (valga la redundandia) fueran en contra de mis principios porque otra gente lo hace mucho mejor y con más motivos que yo.

Pero es que no puedo evitarlo. A esta señorita en cuestión, de la que hablaba en el principio de mi entrada, la han publicado en unas cuantas editoriales (una de ellas es Entrelíneas, con lo cual su credibilidad, desde mi punto de vista, está bajo tierra) y se pasea por colegios e institutos dando charlas. Yo, mientras tanto, al principio, cuando comenzaba a seguirla le escribí un educado e-mail en el que le sugería que cuidara la ortografía y la gramática de su blog, no por nada en concreto, sino porque con una mala ortografía (¿tan difícil es poner tildes?) se desprestigiaba tanto a sí misma, como al género en el que publica así como al resto de escritores (o pseudoescritores. O gente a la que le da por escribir) de Extremadura.

Pues bien, la señorita en cuestión me respondió diciendo que no tenía tiempo para revisar sus entradas, que escribía por las noches (en medio de un drama terrible, todo sea dicho) y que no podía pararse a revisar lo que había escrito.

¿Pero qué coño...?

A eso es a lo que yo me refería con respeto, narices. No sé si sabe, y si no lo sabe y algún día se pasa por aquí, se lo digo, ya que el email que me envió me dejó tan estupefacto que decidí no responder: Que lo que escribes y lo que publicas se lee. Da igual que lo lean quince, que solo lo lea tu tía Ramona la del pueblo o que solo lo leas tú. Se lee. Y como se lee y te estás autoproclamando escritora, lo mínimo, minimísimo, que puedes hacer es revisar tus textos, coño. Aunque sea un texto para anunciar tus próximas presentaciones. Que te estás llamando escritora, tía, que te estás dejando a la altura del betún, joder, que no me da la puta gana de que encima seas extremeña y si ya los extremeños tenemos fama de paletos, vengas tú a dárte ínfulas y no sepas poner una puta tilde. Y que encima hayas ido por los colegios haciendo talleres y dando charlas por "la fomentación" de la lectura.

¿Sabes? Se dice FOMENTO, tía. Fomento. Efe o eme e ene te o. Fomento.

Y tú vas y me escribes "fomentación" cinco veces en tu entrada de hoy. No puedo contigo.

Ala, qué a gusto me he quedao.

¿Me pones un gintónic, por favor? Puestos a destrozarnos el hígado, que al menos disfrutemos con ello.

11 comentarios:

Ruth dijo...

Cuando he empezado a leer la entrada, he pensado en pedirte que me dieras la dirección de esta "escritora", pero casi que prefiero que no. Que, como tú bien dices, para perder el tiempo veo la tele, que es mucho menos perjudicial en cuanto a faltas de ortografía se refiere.
Oye, que tú y yo vamos a ser monocigóticos: me pasa lo mismo con la palabra absorber. Siempre que la escribo paso el corrector, por si acaso.
Lo peor de todo esto es que, por mucho que nos suba la bilis a los demás, los que al final triunfan son los que no tienen vergüenza propia y se creen pseudo dioses cuando escriben una frase, con o sin faltas ortográficas. Los que tenemos Monstruo, y aprecio por el idioma, y usamos el DRAE cuando tenemos dudas, nunca tendremos el valor de plantarnos delante de un grupo de gente y tratar de enseñarles a escribir, porque nunca creeremos saber lo suficiente para enseñar a otros aunque algún día -ojalá- consigamos publicar algo. O consigáis, los que escribís de verdad.
Porque, qué quieres que te diga, estoy empezando a pensar que igual es mejor dejar de llamarme a mí misma "escritora aficionada" para pasar a ser "profesora que escriber para sí misma en sus ratos libres", pero hacerlo con tildes, con las bes y las uves en su sitio y sin luchar por la "fomentación" de la lectura.
Por cierto, gracias a extremeños como tú se rompe ese supuesto mito de paleto del que hablas.

Beatriz Montero dijo...

Es patético, no encuentro otro adjetivo para describir a esa "escritora" o más bien deberíamos llamarla "escribidora" jejeje
En fin no me extraña que te arda las entrañas al leerla.
Yo, como Ruth, casi que paso de visitarla. Para qué. Con esa "fomentación" de la lectura que suena más a albañilería que a animación a la lectura.
No sé quién es peor, si ella o quien la contrata para que dé charlas.

El Desván de las letras dijo...

Hola Fernando.

Vaya lío para poder loguear. Al final me tendré que crear blog y todo.

Bueno, como veo que has requerido de un psicólogo en 2 ocasiones, aquí llega uno, aunque me temo que siempre que se pide a un psicólogo lo que se pide es realmente otra cosa.
A mí me ocurría exactamente igual con "Absorber que no Absorver", y como ves, le ocurre a todo el mundo. ¿Por qué? pues la única explicación que se me ocurre es que es producto de usar una plantilla mental errónea para esa palabra, por que en una misma palabra, por un mal uso de la probabilidad, se nos antoja más probable una B y una V que no dos B. En definitiva, es algo que ya sabíamos: para procesar la información el ser humano no funciona según algoritmo alguno, sino en función a heurísticos. Caminos fáciles, atajos, y nos ocurre para cualquier cosa: tomar decisiones, cómo se escribe una palabra, qué compro en el supermercado, por qué he hecho esto y de quién me enamoro.
¿Por qué suelto todo este rollo? Precisamente por el contenido de tu entrada.
Poco puedo aportar que no dijera ya. Para mí estos casos son fruto de una diversión pasajera además del ego por parte de esos "escritores". La palabra Absorber termina siendo aprendida si se busca en el diccionario, si se asimila como tal y la plantilla es correcta y perenne. De la misma manera, para tener una ortografía y gramática correcta, más que usar conocimientos lo que tenemos que conseguir es interiorizar con profundidad esos conocimientos, de manera que el heurístico no se equivoque (cuando pones tildes no piensas si es aguda, llana o esdrújula, sino que la pones sin más). De la misma forma, ya que haces la puntualización de redactar-escribir, un escritor debe leer literatura, y no a Pérez Reverte en exclusiva (otra cosa es que no tenga talento alguno, pero vamos, con tesón y buen hábito toda persona tiene aunque sea un poquito).
En este caso, para mí el problema es de profesionalidad. Un escritor necesita leer muchísimo, no sólo por ser aficionado a la lectura, sino por pura profesionalidad, para asimilar toda esa información y ser correcto.
¿Cuántos músicos "populares" hoy día saben solfeo y tienen unos conocimientos mínimos en armonía?
¿Cuántos técnicos de laboratorio saben escribir una reacción química?
Creo recordar que eres licenciado en filología inglesa...¿Cuántos licenciados en filología inglesa conoces que luego van a Londres y apenas entienden 2 palabras seguidas? Seguro que a muchos (por lo menos yo conocí muchos casos).
Y por supuesto, ¿Cuántos psicólogos están ejerciendo haciendo uso de manual sin tener unos conocimientos mínimos y responsables? Tela, por desgracia.
Es un problema de profesionalidad grave, que a la vez está condicionado por este mundo que nos ha tocado vivir, donde esas carencias no son importantes de cara a conseguir un producto (piénsese en Ot como en editoriales de autoedición o premios varios).
En definitiva: si una persona quiere editar, ahí están las autoediciones o las ediciones por encargo. Si quiere ser popular, que se busque a un famosete. Si lo que quiere es escribir...que lea y escriba. Pero no existe excusa alguna para un error. Sólo no ser profesional, no hay más.
Esta persona hace un daño cultural, así que además de poco profesional es irresponsable. (a mí me hierve la sangre cada vez que algún musicucho dice que hace "rocanrol", ¡ag!, no puedo con ello, por la gloria de Gene Vincent).

Por cierto, leí tu relato "Qué difícil es ser tan guapa" de la revista Y latina. Me divertí y pasé un buen rato con él, además de recordarme mucho a mi hermana (hola tía, qué tal tía, adiós tía).

Curro.

Unknown dijo...

Menuda rajada, Fer. Ha sido muy divertido.

Para algo como esto estaría bien un podcast. Te imagino deletreando F-O-M-E-N-T-O con los ojos inyectados en sangre ;)

Fernando Alcalá dijo...

Yo creo que el nombre es lo de menos, Ruth, mientras que disfrutemos lo que hagamos desde la humildad y el respeto, y nos lo pasemos bien mientras tanto, no crees?

Y, vamos a ver, repite conmigo a ver si se nos queda: absorber, absorber, absorber...

Ostras, Curro, justo mi novia que también es psicóloga estaba leyendo la otra tarde la entrada y me explicó lo mismo, si es que "great minds think alike" o algo así, que soy malo para los refranes en cualquier idioma.

Y qué vergüenza que me hayan publicado ese cuento! no tení ani idea de que lo habían hecho porque no he recibido la revista aún, así que gracias por el aance!! Lo que pasa es que me da vergüenza porque es la típica cosa que escribes para reírte un rato, imaginándote a Amodóvar haciendo su propia versión del cuento con una Belén Esteban (mis respetos a tu hermana, que no quiero decir que se parezca!!) de protagonista. YO es que lo mandé para el monográfico de literatura infantil, donde encajaba un poco más por el contexto, pero en este número queda un poco suelto, no crees? no se supone que va de narrativa negra? En fin, de todos modos, hace ilusión, para qué nos vamos a engañar, incluso para alguien tan quisquilloso como yo.

ay, Bea, si es que es eso, la rabia que me da es que si uno empieza dándose ínfulas, los demás se lo acaban creyendo en vez de analizar por sí mismos y, claro, luego pasa lo que pasa. Por cierto, qué tal se porta Vaio? :P

y, Chris, si es que yo tengo alma de monologuista, tío... (gracias por pasarte por aquí!)

Tawaki dijo...

Otro gintonic para mí, por favor. Yo aún diría más, no son sólo escritores, sino actores, pintores, escultores, etc.

En mi modesta opinión es un simple problema de ego porque el mundo está lleno de gente que se cree la bomba y que en realidad no valen ni un pimiento.

Tenemos que ser los mejores, y si no lo somos, nos lo creemos, que para el caso es lo mismo. Estas personas siempre tienen un amigo interesado que les promociona.

Yo no sé dónde está el límite entre el que relata, el que escribe y el escritor, pero sí sé distinguir lo que me gusta de lo que no, y lo que escribes, me gusta.

Perdón por extenderme, pero tengo un amigo al que han contratado para que supervise a unos correctores y que ha estado trabajando todo este puente. Me ha pasado algunas de las frases supuestamente corregidas y listas para ser editadas y son para echarse a llorar. De verdad de la buena.

Un abrazo y respira hondo.

El Desván de las letras dijo...

El relato encaja bien Fernando. Cuando recibas la revista verás que no todo es novela negra, sino que hay entrevistas, algún relato policiaco, distintos géneros, relatos cortitos infantiles, y el tuyo de humor en medio. No desentona, vaya. De hecho, es inevitable que destaque por cómo está escrito, así que creo que te hace bien.
Por cierto, ya me dirás de qué manera colaboraste, si es mandar mail con relato y ya o si hay algo más.

Curro.

Carmen Fernández Etreros dijo...

Me ha encantado la entrada Fer y lo de fomentación... ¡Qué sería de muchos escritores sin los correctores y editores!

El problema se hace patente en los blogs (y no es el único el que citas) porque hay prisa y a veces se cuelan faltas y gazapos. Lo que choca es cuando se repiten de manera sospechosa. Pero hasta blogger tiene un sencillo corrector...

Pero un blog refleja mucho de su autor aunque no quiera: su actitud (prepotente, pasiva, altiva,...), sus conocimientos e incluso su personalidad oculta. Dentro de unos años no solo se estudiarán los diarios de los escritores sino también sus blogs. Tiempo al tiempo.

Un besote,

leo dijo...

Ay, Fer, cómo me gustan estos arranques. Lo del interés hijodeputa me ha llegado al alma.
¿Hace falta que te diga que estoy de acuerdo contigo? Mis genes me impiden disentir, creo. ;)
Para dominar cualquier oficio hay que dominar sus herramientas, me parece de cajón. Es verdad que los que están acostumbrados a publicar suelen relajarse más y confiar en la figura del corrector, pero creo que todo tiene un límite, que es, como tú muy bien dices, el respeto hacia los demás. Y hacia uno mismo.
(Lo que me obliga a extraer la moraleja de que no es lo mismo tener ego que amor propio. Ande vá parar...)
Besotessssss.

Fàtima T. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fernando Alcalá dijo...

Brindemos con nuestros gintónics, entonces, Tawaki. Yo también creo que es un problema de ego y que las raíces están muy profundamente asentadas en la sociedad que nos está tocando vivir ahora, que es la de "tú también puedes" (cosa que no me parece mal) pero "sin esfuerzo" (que me parece fatal). Qué le vamos a hacer, menos mal que, entre otras cosas, nosotros también bebemos para olvidar...

Tienes razón, Curro, ahora que la he recibido no queda mal, hasta hay cosas del relato que me gustan. Mañana te escribo un mail contándote lo de colaborar.

Y el caso es que tienes razón, Carmen, por la propia naturaleza del blog, si no tienes cuidado, te sale la vena naturalista y te desnudas que da gusto. De hecho, hablando de objetos de estudio, uno de mis trabajos de doctorado fue el estudio del lenguaje de los blogs así que no puedes tener más razón.

Si te digo la verdad, Leo, con lo del interés hijoputa me acordé de ti al escribirlo, no porque ese sea el interés que me mueve a leerte, sino porque sé que ese es el interés que nos mueve a ambos a leer a un par de terceros :P

Gracias por pasarte por aquí, Satalia, y el caso es que sí que viene fomentación, pero con un significado distinto, fomentación es un término médico que se refiere al hecho de aplicar paños húmedos. O sea, nada que ver con la lectura...