miércoles, 5 de marzo de 2008

De vuelta con el tema

Como aparte de seguir con Equilátero estoy empezando con el esquema de Buskers: Con la música a otra parte, el argumento que me traje de Londres (que creo que será el que finalmente utilice para el NaNoWriMo del año que viene) y el otro día fui al cine a ver la de las Hermanas Bolena y pensé que a mí me habría gustado escribir esa historia, le estoy dando bastantes vueltas a esto del género en el que me siento más cómodo y la verdad es que me sorprendo con las vueltas que dan las cosas y con lo que cambiamos a lo largo del tiempo.

Antes, y cuando digo antes, nos remontamos a hace mucho tiempo en una galaxia muy muy lejana, al imaginarme como escritor me imaginaba escribiendo novelas históricas o fantásticas, la verdad. Es lo que tiene haber vivido (y seguir viviendo) en una ciudad con un entorno medieval precioso y soñar con un caballo, una espada y una capa, que mi juego preferido fuera perderme con mi hermano y con mi prima por la ciudad medieval y que mis historias preferidas fueran las que me contaba mi abuela, que cmo era la secretaria del alcalde, había tenido la oportunidad de entrar en los pasadizos que iban de un palacio a otro y a mí, qué queréis que os diga, se me ponían, no ya los dientes largos, ¡es que rayaban el parqué y mis babas lo encharcaban! Me moría por los cuentos clásicos, los reconstruía, hacía mis propias versiones, las grababa en un casette con mi hermano, los volvía a escribir, hacía dibujos... Definitivamente, si yo me veía cmo escritor me veía escribiendo una novela histórica. O incluso fantástica, aunque a mí Tolkien o la Dragonlance me aburran soberanamente, para qué os voy a engañar.

A pesar de eso, mi libro preferido es Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute, una mujer a la que admiro, adoro y que hará que se me salten las lágrimas el día que la conozca. Creo que no se ha creado todavía una novela que diga tanto, tantísimo, y que me emocione más. La he leído dos veces (la primera vez con dieciséis años y la segunda con veintidós) y todavía tengo la sensación de que hay un millar de cosas que se me escapan, de que la novela está creciendo conmigo y de que la próxima vez que la lea, seguramente me deje cosas en el tintero de nuevo.

Pero el caso es que no me gusta la novela fantástica de héroes, brujos, luchas, poderes, nombres extraños y mitologías diversas pero en el fondo todas iguales. No me entendáis mal, adoro la fantasía. Pero ha llegado un momento en el que no veo fantasía novedosa en ningún sitio. Todo el mundo intenta ser un Tolkien o algo por el estilo y, la verdad, yo creo que está todo dicho. A excepción de Martin, por supuesto. George Martin ha creado algo tan grande que no soy capaz de describirlo. Ni siquiera sé si definirlo fantasía.

Pero no es esto de lo que yo quería hablar, aunque tenga que ver. Si escribiera fantasía, quizá se pareciera más a Harry Potter (que me encanta) que a Tolkien y compañía. A Martin ni se me ocurriría imitarle en ningún sentido. ¿Por qué creo que se parecería más a Harry Potter que a otra cosa? Pues yo creo que básicamente por los personajes. Aunque algunos secundarios de esta saga no se caractericen precisamente por su profundidad, sí que veo una evolución en los personajes principales, sí que son personajes de alguna manera redondos, tienen una evolución, cambian y se nos presentan como humanos de carne y hueso, yo ceo que es por eso por lo que han gustado tanto entre los adolescentes (y no tan adolescentes). Las otras novelas fantásticas adolecen de esto, se limitan a presentarnos estereotipos y, a mí, sinceramente, acaban aburriéndome soberanamente. Pero no solo ahora, sino que durante la infancia y la adolescencia también.

Creo que esa es una de las razones por las que no escribiría fantasía (aunque este verano planee ponerme con El traficante de recuerdos, que a pesar de mis reticencias, tiene un poco de trasfondo fantástico y que me gustaría presentar al Gran Angular si me da tiempo, pero que, en definitiva, trata de personajes), a mí me gusta hablar de personas, no de otras cosas. Y además, siendo fiel a mi condición de contradicción andante, también le tengo cierto respeto al género y no me veo capaz de hacer algo digno, ya que a mí lo que hay me parece indigno. Otra cosa es que yo fuera Adhara, claro, pero desgraciadamente no lo soy ni escribo como ella.

Me gusta hablar de personajes, de lo que son, de lo que sienten, de que les gusta desayunar cereales con leche y echarles un chorrito de licor sin que nadie se entere, por poner un ejemplo. No hay nada que me guste más del momento previo a escribir una novela que el de la creación de personajes, de esa ficha imaginaria llena de costumbres, tics, canciones preferidas, películas favoritas, manías y otras chorradas que seguramente no aparezcan en la novela pero que te van a ayudar a darle forma al personaje y hacerle vivo en tu cabeza. Por ejemplo, tengo muy claro que Carlos, el protagonista de CarPa, idolatra a Bruce Springsteen, pero creo que eso no sale en ningún momento de la novela y sin embargo, ese mero dato a mí me ayudó muchísimo para darle caŕacter. Así que creo que esa es otra de las razones por las que me siento más cómodo con mis pequeñas grandes tragedias que con otra cosa. Y por eso estoy volviendo a disfrutar tanto de la organización de mis cuatro personajes principales de Buskers. No son perfectos. Y no hay nada que me ponga más que la imperfección.

Claro, que de hasta dónde pueden llegar estas imperfecciones hablaremos en otra ocasión. Aparte de contradictorio, también soy exagerado.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Mierda mierda y más mierda para este condenado sistema de comentarios, cojones ya.

Dicho lo cual, repito en versión resumida:

1) Te perdono el insulto al género por recordar que hay entre nosotros una escritora muy capaz de manejarse por la fantasía y la cifi ¬¬

2) Mentía, no te lo perdono, porque te aseguro de que hay mucho más que Tolkien, aunque las copias sean lo que más se estile. ¿Pero no son todas las novelas rosas iguales, a excepción de unas cuantas que sobresalen? ¿No son todas las novelas históricas por un estilo? Es cuestión de buscar, te aseguro que haberlo haylo. :D

Fernando Alcalá dijo...

Cos, porque imagino que eres Cos, ¿verdad? ¿Por qué no comentas a través de tu OpenID de LJ o de wordpress? Lo ves ahí abajo?

A ver, yo no es que insulte al género, sabes que la fantasía me gusta, me encanta, de hecho, pero sabrás reconocerme que hoy por hoy hay muy poco original ahí fuera. Recomiéndame entonces! (te recuerdo que Pratchet no me acaba de convencer a pesar de reconocer que podría gustarme pero no, así de retorcida es mi mente)

Y por supuesto que todo lo que dices es cierto, pero no del todo, a lo que tú te refieres son a los convencionalismos del género, para pertencer a un género, tienen que presentar, evidentemente, un tipo de generalidades. A lo que yo me refiero al decir "novelas iguales" es que son eso, planteamiento, nudo, giros argumentales y personajes prácticamente clónicos. Yo busco algo más. De eso ya he leído mucho.

Ruth dijo...

Coincido con todo lo que dices en el post, desde tu gusto por Harry Potter -hablando de personajes que evolucionan, qué me dices de Snape- hasta tu pasión por los personajes. Cuando me siento a escribir (últimamente, por desgracia, muy poco) siempre empiezo con un personaje; si tienes una persona, tienes una historia. Al revés no me suele pasar.
Me alegro de que me hayas encontrado. Tienes razón, paseamos por los mismos blogs, curioso no habernos visto hasta ahora.
Fichado quedas.
(Por cierto: ¡qué mérito lo del NaNoWriMo! Yo lo intenté un año, pero creo que duré dos semanas -miento, una-. Todo lo que escribí terminó en la basura.)

Tawaki dijo...

Curioso, porque a mí me encanta El Señor de los Anillos y sin embargo no me engancho Olvidado rey Gudú.

Claro que la fantasía estilo Tolkien abunda. Si no se vende el libro se hace una película, o añun mejor, una trilogía y a vivir del cuento.

Coincido contigo en que los personajes tienen que evolucionar (a mí me pasa en los libros y en el cine) porque eso los hace más humanos y facilita que te identifiques con ellos.

Para terminar, nunca he hablado de ello con un escritor, pero creo que crear na ficha para los personajes ayuda a evitar errores en el texto y a darles carácter.

Un abrazo.
PD Quiero ver el libro ya.

Fernando Alcalá dijo...

Yo también creo que tienes razón, ruth, para mí la historia es de alguien, puede ser épica, alegre, triste, lo que sea, pero tiene que ser de Alguien.

Y muy mal lo del NaNoWriMo, por no terminarlo (es algo que te genera una adrenalina que no puedo explicar) y por tirarlo. No se tira nada. Como mucho se guarda en un cajón esperando otros tiempos mejores.

Je, lo de Snape me lo veía venir desde el quinto, estaba seguro de que estaba enamoradito de Lily hasta las trancas.

Tawaki, dale una segunda oportunidad a Olvidado Rey Gudú. Reconozco que es un poco árido al principio, pero en cuanto entra Ardid en escena (mi personaje preferido no del libro, sino de toda la literatura) ya caes rendido. La segunda parte de la novela es... no sé, no tengo palabras.

Yo la ficha la hago algo caótica. Apunto datos, pero no llego a hacer ficha ficha en sí, no al menos completa. Pero sí que es útil. Y sobre todo, divertida.

Ahora que lo pienso, lo que hice con los personajes de Equilátero, antes de comenzar la novela, fue hacerles una entrevista bastante larga. Como la novela está desde los tres puntos de vista, tenía que ver cómo hablaba cada uno, así que eso puede contar como ficha. Si no me avergüenzo mucho, quizá acabe posteándolas. Gracias por la idea!

leo dijo...

Ay, Fer, hijo mío, me hace mucha gracia que termines con lo de la imperfección (si te pasas por mi casa lo entenderás ;)
Sobre lo que comentas de los personajes, yo creo que es la corriente que hay ahora mismo, lo que genera verdadero interés. Creo que las novelas que se basan sólo en contar una peripecia, una anécdota, por muy adornada o elaborada que esté, terminan por aburrir. Sea cual sea el género. Creo que son los personajes los que nos permiten zambullirnos de cabeza en una historia, los que nos deben generar esa empatía necesaria para leer hasta el final.
Así que adelanteeeeeeeeeeee.
Tengo muchísimas ganas de leer algo más de lo que escribes. ¿Cómo lo podemos arreglar?
Buen finde. Besos.

Fernando Alcalá dijo...

Yo lo he pensado siempre, cuando mi novia comete un error, o mete la pata, no puedo evitar quererla más.

Soy así de patológico. Adoro la imperfección en los demás, pero me exijo a mí mismo todo lo contrario.

Respecto a lo último, te mando un mail con una propuesta ;)

leo dijo...

Fer, qué mono: lo de tu novia me ha llegado al alma. Lo normal es lo contrario, que veamos la paja en el ojo ajeno. Ojalá a todos nos saliera como a ti.
Un beso de lunes.