Ayer, día de mi cumpleaños (toma sutil sutileza), recibí un regalo estupendo (nótense mi falta de adjetivos y mi narración ramplona. Nunca te tomes más de tres mojitos pasada la medianoche. Son como los gremlins):
Me han concedido por
Equilátero la
beca a la creación literaria que concede la Consejería de Cultura de Extremadura (con esto me sale un poema, que es imposible evitar la rima interna). Ya la había conseguido por
CarPa, así que en ningún momento, desde que la solicité en Enero casi por casualidad y porque estaba aburrido una tarde y no sabía qué hacer, me había vuelto a acordar de ella. Era muy difícil que me la concedieran por segunda vez. Pero, en fin, ahí está doña Beca. Dos mil euritos más para la saca que vienen muy bien para las vacaciones (por ahora nos vamos a Venecia, que a mí me encantó pero mi chica no la conoce y además también vislumbramos Turquía en el horizonte).
No quiero sonar prepotente, pero desde luego que no me ha hecho la misma ilusión que recibirla por
CarPa. Cuando la recibí por
CarPa, acababa de terminar la novela y, la verdad sea dicha, no tenía ni idea de qué hacer con ella. Si merecía la pena, si a mí me lo parecía porque como no había leído mucho (bueno, mucho sí, pero no
todo, que uno es muy avaricioso) pues no tenía con qué comparar... Así que el hecho de que me la dieran al menos me dijo que había gente externa a mí que no me conocía y que no tenía por qué ser pelota ni condescendiente ni educada valorara algo que yo había escrito y considerara que merecía la pena. Supongo que ese fue el momento en que empecé a creérmelo.
Además, la beca es un aval al fin y al cabo. No todos los días te dan dinero por una obra que no está terminada. Y encima te dan dinero por escribir. O sea, no sé cómo será recibir dinero por los derechos de autor y todo eso, pero ¿que te paguen por hacer lo que más te gusta en el mundo? Pues digno de un anuncio de Master Card, ¿no?
Lo que pasa es que a mí no me pueden pagar ya por escribir
Equilátero. ¿Qué? ¿Que por qué no? Pues porque precisamente la terminé una semana antes de recibir la beca (se escuchan aplausos, ovaciones y gritos de "¡tío bueno!" en la sala). Es lo que ocurre cuando se convoca seis meses antes de que se publiquen los resultados. Que uno tiene la firme convicción de terminar lo que empieza le paguen o no.
Y con esto también explico la ausencia de entradas de un tiempo a esta parte, que necesitaba terminar la novela, sacármela de encima, antes de que llegara el verano, en el que quería ponerme con la novela juvenil, de la que tengo muchas ganas y con la que, a decir verdad, estoy disfrutando mucho más que con la que acabo de terminar. ¡Mi tercera novela! No puedo creérmelo, que yo había pensado siempre que no iba a terminar nada en la vida. Supongo que es lo que tiene crecer y hacerse mayor (y que tu novia ande de oposiciones).
No sé qué pensar de
Equilátero, la verdad. Pasado el subidón de ponerle punto y final, me han entrado las dudas. Imaginaos si me están entrando que dudo de hasta mandársela a mi agente porque no quiero que se me ponga la cara roja de la vergüenza...
Es que, no sé, pero es una novela que me deja hecho polvo. Creo que me he centrado tanto en los sentimientos, llamémosles, negativos, que al final, dios, qué depresión. Sé que los personajes son interesantes, a mí por lo menos me gustan, pero no sé si algún lector podría acabar interesado en alguno de ellos, por eso precisamente que he comentado, creo que me he cebado demasiado en la parte negativa. Pero es que quería hacer algo tan diferente a
CarPa o
Tormenta que no se me ocurría otra cosa más que esta novela (¡drama! ¡drama! ¡he usado la palabra
cosa!).
Y no todo es negativo, no. Creo que la segunda y la tercera parte (que componen la mitad de la novela) son bastante mejores que la primera, lenta hasta el sufrimiento pero necesaria hasta la saciedad. Necesaria precisamente así, lenta, para que se note el contraste. Me gusta el final. Creo que, dadas las circunstancias, no podía haber sido otro. No estoy muy seguro de la evolución del personaje que acaba siendo catalizador de ese final, precisamente, pero no sé si es porque yo todavía estoy muy metido en la historia. Tampoco estoy seguro de dos o tres puntos de la novela donde he dejado los acontecimientos muy en el campo de la casualidad y quizá eso denota un poco de vagancia por mi parte. No estoy seguro de que se distinga una de las tres voces narrativas. Dos de ellas están claras, pero hay una tercera que está oscura, que se mueve por entre las otras dos (claro, que a lo mejor es necesario que sea así, opaquilla). El narrador de la segunda parte, aunque me encanta haberlo utilizado, puede dar lugar a demasiados interrogantes por parte del lector...
Soy un mar de dudas andantes. Ya he corregido la primera y la segunda parte, que al fin y al cabo fueron escritas hace casi un año y creo que dejaré pasar un tiempo antes de ponerme con la tercera, aunque tengo la sensación de que me ha salido mucho más fluída y directa (en cuanto tuve claro el final, me salió rodada). Así que no sé qué hacer. Como le dije el otro día a mi agente, me daba mucho miedo que la novela fuera un truño y que toda la confianza que la agencia había puesto en mí se fuera al garete. Aquí entre nosotros, ahora que no nos escucha nadie, desde que tengo uso de razón, mi miedo más atroz ha sido el de decepcionar a los demás, así que lo llevo claro si me quiero dedicar a esto porque siempre decepcionarás a alguien, pero, bueno, os hacéis una idea.
Así que, no sé, hoy me dedicaré a dormitar por este dolor de cabeza punzante y cabronazo y mañana será otro día (esta noche voy al
Mercader de Venecia, que estamos en pleno Festival de Teatro Clásico de Cáceres y siempre es estupendo ver una comedia de Shakesperare en medio del entorno medieval de mi ciudad. Aunque los muy cabrones me han hecho tener que elegir entre esa y
Mucho ruido y pocas nueces. Qué poca vista a la hora de poner las fechas de las obras, narices).
Y, bueno, ahora que lo pienso, mañana no será un día cualquiera , porque es día 15 y ese es el día que
Adhara y yo nos hemos propuesto para comenzar nuestro
NaNo deVerano. 20.000 palabras en un mes. ¿Alguien se apunta?
PD: En otro orden de cosas, he empezado a leer
La Puerta Oscura para ver qué tal estaba y ¿soy yo, que tengo al cerebro con déficit neuronal, o la gramática es un poco oscura -por hacer un homenaje al título de la novela- y enreversada?