Siempre he dicho que algo me parece bueno cuando me inspira. No es una sorpresa para nadie el hecho de que admita que me gustan los videojuegos (ahora es cuando la mitad de la audiencia se levanta horrorizada y apaga el ordenador). Aunque, bueno, no los videojuegos en general, sino un tipo de videojuego: Los difamados juegos de rol. Y no todos. Solo algunos. Los buenos. Que suelen ser japoneses.
Bueno, pues ya está hecha la confesión del día.
La verdad es que llevo jugando a ese tipo de juegos desde hace más de quince años y, aunque ya uno tiene una edad y no se deja sorprender por cualquier cosa, tengo que admitir que hacía mucho tiempo que no me encontraba con juegos de calidad tan sorprendente como los Persona.
Bueno, pues ya está hecha la confesión del día.
La verdad es que llevo jugando a ese tipo de juegos desde hace más de quince años y, aunque ya uno tiene una edad y no se deja sorprender por cualquier cosa, tengo que admitir que hacía mucho tiempo que no me encontraba con juegos de calidad tan sorprendente como los Persona.
Y cuando hablo de calidad, me refiero, sobre todo, a su calidad narrativa. Porque, sí, estos juegos podrían considerarse, para que nos entendiéramos todos, películas o libros interactivos. Una historia que descubrir, muchos planos de lectura y un desarrollo de personajes que ya lo quisieran para sí muchos libros.
Este tipo de videojuegos está pensado especificamente para que el jugador se siente y pese a que, evidentemente, tenga que dedicar un tiempo a matar bichejos y demás, se meta (literalmente) en el papel del protagonista para que, a través de sí mismo y su relación con el resto del elenco, se vaya descubriendo la historia que hay detrás de cada personaje y que envuelve y da sentido a todo lo demás (mucho mejor explicado aquí, aunque en inglés).
Hacía mucho tiempo que no me encontraba con una historia que daba tanto de sí y que tenía unos personajes tan bien escritos, con un diálogo perfecto y unas caracterizaciones tan estupendamente hechas.
Me ha hecho pasar unos ratos increíbles de diversión, he reído mucho con sus personajes y sus diálogos, me he emocionado, he llorado con ellos. Han sido capaces de llevarme de la mano e introducirme de lleno en sus vidas.
Si el guión, si la historia, si los personajes no estuvieran tan bien escritos, si no hubiera un desarrollo tan pulcro detrás, estoy seguro de que no me habría pasado. Y lo mejor de todo es que, igual que ocurrió con su antecesor (el Persona 3) este juego que acabo de terminar hace una hora escasa y del que todavía conservo la congoja de la certeza por la segura nostalgia de echarles de menos, ha inspirado muchas de las claves de la que será mi próxima novela.
Me gusta eso. Que lo bueno acabe inspirándote y seas capaz de crear algo con ello. Esa capacidad, la de ser tan maleable que alguien sea capaz de crear algo con lo que tú has hecho es, para mí, sin duda, una de las características que definen la calidad cuando nos referimos a una obra creativa (ya sea literaria o audiovisual).
Por eso, ahora que viene el tema a colación, jamás podría estar en contra de la Fan Ficción.
Tema que daría para otra entrada.
Porque ahora quiero seguir disfrutando de esta sensación algo masoquista de saber que unos personajes te han llevado por sus caminos y que ahora te queda viajar solo.
Me encanta que eso ocurra por muy doloroso que a veces resulte.
4 comentarios:
Se me agolpan las cosas que comentar y no puedo, ya sabes, extenderme. Pero queremos más
Cos
La fan fiction es el mejor halago que un autor puede recibir de sus obras, que a otros les haya gustado tanto que quieran continuar la historia aunque ya se haya acabado. O moldearla a su manera para darle un toque propio.
Hay tantas cosas que inspiran ahí fuera...
Me has dejado con el gusanillo de ese juego de rol. Jamás he jugado y no tengo ni idea de cómo se hace pero pienso buscarlo hasta debajo de las piedras. Necesito ispiraciooooón. ¿Qué me pasa?
Que sí, que vale, que me lo compraré. Deja de lanzarme indirectas ¬¬
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