sábado, 25 de septiembre de 2010

De viajes y bandas sonoras

La música siempre ha sido muy importante para mí. Soy de los que les pone banda sonora a los momentos de su vida, a los años, a los momentos importantes... No hay un momento en el que no haya una canción rondándome en la cabeza y, cuando me sucede algo, es imposible desligar esa canción del acontecimiento.

De hecho, yo soy de los que piensa que la vida debería ser un musical: ir por la calle, darle al play y que todo se confabulara para acompañarte en un número musical magnífico acorde con tu estado de ánimo.¿Que estás contento? Pues todos a cantar y a bailar como si no hubiera un mañana. ¿Que estás tan desesperado que te gustaría cortarte las venas y que el viento te zarandeara como una hoja de otoño y que el cielo se pusiera gris? Pues nada, que se ponga a llover para que tú te marques un número lacrimógeno y expresivo merecedor de un Tony.

Así pues, si me pasa eso con la vida, con las novelas no podía ser menos. Normalmente pasa un año desde que me planteo escribir una novela hasta que la pongo en papel. Ese año, claro, la novela se convierte en una obsesión y todo lo que vivo, lo que leo, lo que me pasa, lo que disfruto o lo que me llega, me lleva a pensar en la novela y, por supuesto, la música no podía ser menos.

Por eso, siempre comienzo creando una lista de reproducción en el itunes donde voy añadiendo cualquier canción que me haya recordado al proyecto que tengo entre manos, ya sea por su melodía, por su letra, por lo que me hace sentir... Al final, después de un año, acabo teniendo una recopilación extensa basada en la novela y que después escucho en bucle mientras estoy escribiendo. No falla. Siempre acaba inspirándome. Cada escena tiene su canción, así como lo tiene su personaje. Es un modo más de caracterizarlos.

Como sabéis, soy un poco friki y, sobre todo para las últimas novelas que he escrito, que se adaptan más a la literatura juvenil, las bandas sonoras de videojuegos han sido mi mejor inspiración. Tienen un espectro tan amplio que es imposible no encontrar una canción que se adapte a lo que necesitas. Y, además, como son instrumentales, no tienen letra que te distraiga mientras escribes. Lo tienen todo. Y a mí me gustan.

Me gustan tanto como la banda sonora que, finalmente, ha quedado para Ne obliviscaris, que os presento ahora y que podréis escuchar en la web de la novela. ¡Espero que la disfrutéis!


 Además, ayer recibí el primer ejemplar de Ne obliviscaris. No me lo esperaba tan pronto. Me habían dicho desde la editorial que no recibiría mis ejemplares correspondientes ni los de la promoción hasta principios de octubre, pero a mi editor (que ha llegado a conocerme bien y sabe lo intolerante a la incertidumbre y lo impaciente que puedo llegar a ser) se le ocurrió mandarme uno de los primeros que les han llegado a ellos.

El corazón empezó a latirme en cuanto abrí el buzón y vi el sobre marrón de la editorial Edelvives. No podía ser otra cosa más que mi novela, así que el viaje en ascensor se me hizo más largo de lo normal, tiré la bandolera al suelo, dejé las gafas de sol en algún sitio que ahora no recuerdo y de donde todavía no las he rescatado y me fui directo al salón para abrirlo.



Tengo un libro.

Es una frase que todavía no me voy a acostumbrar a decir. Mucho menos a creer.

Y me voy diez días a Sicilia con mis alumnos. Entre otras cosas, voy a ver si me uno a la mafia. Que El Padrino es una de mis películas favoritas y, qué le vamos a hacer, uno es un fetichista para todo...
Portaos bien hasta mi vuelta!!

sábado, 18 de septiembre de 2010

Obli

Cuando estuve en Escocia hace dos años, visité el pueblo de Inveraray, que es uno de los lugares más encantadores en los que he estado nunca. Allí, visité su castillo, perteneciente a los duques de Argyll y, entonces, sin darme cuenta, lo encontré.

En aquellos meses, estaba completamente inmerso en la escritura de la novela y, por lo tanto, estaba obsesionado hasta el tuétano. Y cuando entré en ese castillo y descubrí que el lema de la familia (recordad que todos los clanes escoceses tienen un lema) era Ne Obliviscaris y que ese lema significaba "nunca olvidar", supe que había encontrado título para mi novela. El título perfecto, además, porque inconscientemente, creo que buscaba algo que sonara a latín.
Sin embargo, para hablar de ella, sonaba demasiado largo y no sé si fui yo o si fue Adhara quien empezó llamando Obli a la novela.

Así pues (y dado que hay un grupo de heavy metal que se llama igual), la página web de Ne Obliviscaris solo podía llamarse así.

Y aquí os la presento:


Bienvenidos a la página web de Ne Obliviscaris, mi novela.

Me hace una ilusión tremenda que me hayáis acompañado hasta este momento, porque no sería ni la mitad de divertido si no lo pudiera compartir con vosotros.

Así como me hace la misma ilusión poder mostrar hoy en este blog, por primera vez, su portada. Tengo que reconocer que, antes de que me la mostraran, estaba acojonado porque no sabía de qué modo el equipo de diseño iría a interpretar la novela. No era fácil de ilustrar, la verdad. Pero mi editor me decía que siempre lo lograban y yo confiaba en él.

Y no me equivoqué.

No se me ocurre imagen mejor con la que presentaros, por fin, Ne Obliviscaris. Espero que os guste:

viernes, 17 de septiembre de 2010

Emociones

No sé cómo empezar esta entrada, pero es que tiene que haber pocas palabras que definan con exactitud la emoción que sentí ayer cuando entré en el aula de 4º de ESO y me encontré escrito en la pizarra el título de mi novela junto al del Príncipe destronado del gran Delibes.

Resulta que mis compañeros de lengua la han escogido como "lectura obligatoria" (¡cómo detesto este término!) para ese curso y yo no sé cómo agradecerles esa confianza.

Tuve que contener las lágrimas de la emoción. Más que nada porque no es plan que los alumnos te vean llorar el primer día. Que ocurra el tercero, o el cuarto, vale, pero el primero, no. ¡Que uno tiene una reputación de tipo duro que mantener durante, al menos, la primera semana!

Así que ya es real. Ne Obliviscaris sale a la venta a mediados del mes que viene y reboto (todavía más) por las paredes de la emoción.

Estad atentos a vuestras pantallas porque, desde la editorial, me han dado el visto bueno para hacer públicas la portada y la sinopsis. Cosa que haré mañana a través de una web que hemos creado para la novela.

Espero que me acompañéis. Todo esto no sería lo mismo sin vosotros.

viernes, 3 de septiembre de 2010

El menor espectáculo del mundo

Y como comienza septiembre y para mí termina el año y uno se pasa los días haciendo balance, ya he llegado a la conclusión que siempre me gusta tomar por estas fechas.

Esta vez ha sido fácil: El mejor libro que he leído este año ha sido El menor espectáculo del mundo, volumen recopilatorio de cuentos de Félix J. Palma que ha editado Páginas de Espuma y que ya estáis tardando en conseguir. Si no lo hacéis, pienso ir a visitaros por las noches con una capa negra, unos colmillos de pega y una carcajada maléfica que suene algo así como esta... O, esperad, mejor no, que como están de moda los vampiros, no vaya a ser que os enamoréis de mí y acabéis violándome y esas cosas, que uno es muy recatadito cuando quiere.

(Paula Prendes, Sara Carbonero o Angelina Jolie, si vosotras estáis leyendo esto, no os preocupéis que lo anterior no va por vosotras. Me visto de vampiro lujurioso cuando queráis)

(Y ahora, de nuevo, este blog se llenará de visitantes pajilleros que sufrirán la mayor decepción de sus vidas al no encontrárselas)

El año pasado no fue fácil porque se me juntaron Los juegos del hambre de Suzanne Collins, el Curso de Literatura Europea de Nabokov y Paraíso inhabitado de Ana María Matute en el top 3 del ránking, pero acabó venciendo por goleada la distopía de Collins.

En fin, a lo que íbamos.

No soy un gran escritor de cuentos. Como ya he contado mil veces por aquí (y es que siendo casi del sur de la península, es normal que se me haya pegado algo del gazpacho y no pueda evitar no repetirme), escribir cuentos me agota psíquicamente. Muchas veces tardo más en escribir un cuento que en escribir varios capítulos de una novela. Cada vez que me apetece escribir un cuento, acaba entrándome tal ansiedad, que tengo que dejarlo para respirar durante unos días. Y es que eso de intentar que una obra sea perfecta desde la primera a la última palabra cuando no se cuentan con muchas para despistar al lector no es nada fácil.

Por eso valoro sobremanera cuando me encuentro con un libro de la categoría del de Félix. Perfectos relatos desde el primero al último. Tanto, que ahora mismo, no sabría con cuál de ellos quedarme. Aunque, quizá, precisamente por su lugar en el libro, me quedo con el último.

Para empezar, me gusta que todos los relatos tengan un nexo común tanto formal como temático. Esas voces masculinas tan bien orquestadas que van desgranando poco a poco sus historias fueron lo primero que me convenció. No sé si quizá es porque yo no he leído muchos ejemplares del género, pero no me parece que actualmente abunden las voces masculinas en los cuentos. Y, a decir verdad, en la narrativa en general. (nuestro género sexual no está de moda, qué le vamos a hacer. Como me dijo Adhara cuando intentaba publicar CarPa: eres hombre, tienes entre veinticinco y cuarenta años y eres heterosexual. Lo tienes todo para no destacar en nada).

Así que, para mí, escuchar las voces de Palma es algo que agradecí mucho. Aunque parezca una tontería (y, en parte, lo es), el hecho de escuchar unas voces tan claras pertenecientes a unos personajes tan bien definidos con los que comparto sexo y atracciones, me hizo mucho más fácil adentrarme en su universo.

En segundo lugar, evidentemente, el tema: un amor tan actual como variopinto, con tantos matices ante los que es imposible no sonreír con complicidad, ni identificarse con, al menos, una idea de las muchas que pueblan los relatos (el de la carta de Kafka me enamoró de principio a fin. Leí a mis alumnos algunos trozos y, sorprendentemente, pidieron más).

Esta es una recomendación en toda regla acerca de la que no puedo profundizar más porque ahora mismo, en esta habitación, probablemente estemos a treinta grados y acaba de empezar septiembre, así que no me pidáis que piense con claridad. Dadme mi tiempo.

Dadle una oportunidad. Esa portada tan preciosa, esa edición tan cuidada (como suele hacer esa editorial), todas esas historias se merecen un hueco en vuestras estanterias.

A ver si termina siendo también vuestra mejor lectura del año en curso. Porque la del año que viene ya está clara, ¿verdad? Ne Obliviscaris, que para algo la publicaremos antes de navidad y para algo se la compraréis a vuestra abuela, a vuestra tía, a vuestro vecino el ermitaño del quinto y a todos vuestros conocidos. Reconocedlo, no se os ocurre un mejor regalo.

Y cuando yo cuente tres, despertaréis.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Septiembre

Diga lo que diga el calendario, el año comienza en septiembre.

Porque, vamos a ver, ¿acaso en enero se produce algún cambio? La verdad es que no. Y, vale, de acuerdo, lo acepto. Mucho tiene que ver el ser profesor para que yo haga tal afirmación, pero es que, si te paras a pensarlo, es así. En verano, el tiempo se detiene. O va más lento... o más rápido si tienes vacaciones, pero en cualquier caso, se produce una distorsión de la visión que nosotros tenemos de nuestro día a día.

Y es en septiembre cuando sentimos esa sensación de renovación y retorno que, al mismo tiempo, emociona, da cosquillas en el estómago y asusta. En septiembre es cuando se produce la renovación.

(El crucero, bien. Muy bien. Es probablemente lo más kistch y hortera en lo que he participado en mi vida, pero una vez te metes en el mundillo del barco y de tedas arrastrar, te lo pasas teta)

Por eso, no se me ocurre fecha mejor que hoy, día uno de septiembre, para cambiar el diseño del blog y para presentaros ese ataque tan grande de egocentrismo que me ha dado y que me ha hecho capaz de perpetrar mi página personal:


No es que sea gran cosa teniendo en cuenta mis rudimentarios conocimientos de HTML, pero da el pego.

El curso se presenta lleno de ilusiones: Me iré diez días a Sicilia acompañando a varios alumnos; en breve recibiré mis ejemplares de Ne Obliviscaris; imagino que habrá presentación de la novela,; estoy preparando su página web; sigo escribiendo esa adaptación literaria de la que ya os hablé y que tanto me está gustando recrear; acaba de salir el número nueve de la revista Prosofagia, donde participo con un artículo en el que cuento mi experiencia desde que el manuscrito llegó a la editorial; mañana quedaré con mis compañeras y amigas de Cinco a las Cinco y, además, es el día en el que sale a la venta Sinsajo, la tercera parte de la gran trilogía de los Juegos del hambre, por Suzanne Collins y al que le tengo unas ganas que no veáis...

Si acaso eso no es un comienzo, que venga Alanis y lo vea.

Así pues, declaro inaugurado este nuevo año:

Sin embargo, justo antes de perder del todo la consciencia, en mitad del silencio de la casa, sientes el frío de septiembre, el aire de la noche que arrastra la luz y el polen de oro.

Y te duermes, por fin, sabiendo definitivamente que mañana no va a ser otro día.

Septiembre (Finalista del XIII Premio Ana María Matute)
Pilar Galán. Manual de Ortografía. Editorial de la luna libros, 2003.