Había un momento en todo este proceso de edición de una novela en el que no había pensado realmente. Bueno, vale, sí que lo había pensado, pero no le daba prioridad. Durante el proceso de corrección y de edición de la novela, me he obsesionado hasta tal punto con el pulido del texto que todo lo demás pasaba a un punto completamente secundario.
Sin embargo, cuando ayer recibí la portada definitiva de Ne Obliviscaris en mi bandeja de entrada, no pude evitar ponerme a temblar de la emoción.
Siempre he sido muy fetichista y, muchas veces, he escogido un libro por su portada. Me gusta su estética, el hecho de que existan, de que estén en mi casa (de hecho, lo que he ganado con el anticipo de la novela lo he invertido en crear la biblioteca-habitación de invitados de mi casa, porque no podía soportar que mis libros llevaran casi un año en cajas y quería lucirlos) así que, el hecho de recibir la que sería la carta de presentación de mi novela, usando otra lengua que a veces se antepone al castellano en mi cabeza y por eso a veces tengo que corregir tanto, sent shivers down my spine.
La portada me encanta. El equipo de diseño de Edelvives ha sabido captar a la perfección el quid de la novela y no puedo estar más contento. De hecho, ya me he puesto la imagen de cubierta de fondo de escritorio y de fondo del iphone porque soy así de egocéntrico.
Da vértigo.
Da vértigo ver cómo algo que has creado tú está dejando de pertenecerte, que alguien que no eres tú haya cogido el texto y haya creado otra cosa a partir de él. pensarlo es un poco perturbador. Como si alguien sin derecho hubiera cogido algo tuyo, pero al mismo tiempo es emocionante porque, precisamente, no conoces a ese alguien y ese alguien ha creado algo a partir de lo tuyo.
Estoy deseando enseñárosla pero todavía no sé cuándo puedo hacerla pública. Eso sí, en cuanto pueda, seréis los primeros en conocerla.
Sin embargo, cuando ayer recibí la portada definitiva de Ne Obliviscaris en mi bandeja de entrada, no pude evitar ponerme a temblar de la emoción.
Siempre he sido muy fetichista y, muchas veces, he escogido un libro por su portada. Me gusta su estética, el hecho de que existan, de que estén en mi casa (de hecho, lo que he ganado con el anticipo de la novela lo he invertido en crear la biblioteca-habitación de invitados de mi casa, porque no podía soportar que mis libros llevaran casi un año en cajas y quería lucirlos) así que, el hecho de recibir la que sería la carta de presentación de mi novela, usando otra lengua que a veces se antepone al castellano en mi cabeza y por eso a veces tengo que corregir tanto, sent shivers down my spine.
La portada me encanta. El equipo de diseño de Edelvives ha sabido captar a la perfección el quid de la novela y no puedo estar más contento. De hecho, ya me he puesto la imagen de cubierta de fondo de escritorio y de fondo del iphone porque soy así de egocéntrico.
Da vértigo.
Da vértigo ver cómo algo que has creado tú está dejando de pertenecerte, que alguien que no eres tú haya cogido el texto y haya creado otra cosa a partir de él. pensarlo es un poco perturbador. Como si alguien sin derecho hubiera cogido algo tuyo, pero al mismo tiempo es emocionante porque, precisamente, no conoces a ese alguien y ese alguien ha creado algo a partir de lo tuyo.
Estoy deseando enseñárosla pero todavía no sé cuándo puedo hacerla pública. Eso sí, en cuanto pueda, seréis los primeros en conocerla.